En nuestra clínica de urólogos en Santander te prevenimos sobre la cistitis, una de las infecciones del tracto urinario más comunes, afecta especialmente a las mujeres y suele aumentar durante los meses de verano, debido a factores como la humedad y los cambios bruscos de temperatura. También hay otros factores de riesgo, que la gente suele desconocer, como el uso de métodos anticonceptivos como el diafragma, que puede presionar la uretra y dificultar el vaciado completo de la vejiga, lo que aumenta el riesgo de cistitis. A continuación, te ofrecemos diez recomendaciones para evitarla.

 

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Hay muchas cosas que podemos hacer para evitar, en nuestro día a día, la aparición de esta patología tan molesta.

 

Beber al menos 1,5 litros de agua al día.

Mantenerse hidratado ayuda a eliminar las bacterias del tracto urinario de manera más rápida y eficaz. Mantener una correcta hidratación es fundamental para prevenir la cistitis, ya que el agua facilita la producción de orina, lo que ayuda a arrastrar y expulsar las bacterias del tracto urinario. Aumentar la ingesta de líquidos también diluye la orina, reduciendo la irritación en las paredes de la vejiga. Además, beber agua regularmente contribuye a evitar que la orina se concentre, lo que disminuye el riesgo de infección.

 

Orinar con regularidad.

No retener la orina por largos periodos, ya que cuanto más tiempo permanece en la vejiga, mayor es el riesgo de crecimiento bacteriano. Se recomienda ir al baño cada dos o tres horas. Retener la orina durante mucho tiempo permite que las bacterias tengan más oportunidades de multiplicarse en la vejiga. Por eso, es recomendable ir al baño cada dos o tres horas, incluso si no se siente la necesidad urgente de orinar. Esto asegura que la vejiga se vacíe regularmente, reduciendo la acumulación de bacterias y manteniendo el tracto urinario limpio.

 

Prevenir el estreñimiento.

Evitar posponer las defecaciones, ya que esto podría facilitar la colonización de gérmenes en los tejidos cercanos al tracto urinario. El estreñimiento puede ejercer presión sobre la vejiga y los órganos circundantes, dificultando el vaciado completo de la vejiga y aumentando el riesgo de infecciones. Para prevenir el estreñimiento, es esencial incluir en la dieta alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras, cereales integrales y legumbres. Mantener una rutina intestinal regular también reduce la posibilidad de que las bacterias del intestino colonicen el área cercana al tracto urinario.

 

Usar jabones neutros para la higiene íntima.

Mantener una adecuada higiene con productos específicos y evitar jabones perfumados que podrían irritar la zona. El uso de jabones agresivos o perfumados puede alterar el equilibrio natural de la flora bacteriana en la zona íntima, lo que facilita el crecimiento de bacterias dañinas. Los jabones neutros o específicos para la higiene íntima son menos irritantes y ayudan a mantener el pH adecuado de la piel y las mucosas. Es importante limpiar la zona con delicadeza y evitar el uso excesivo de productos químicos en esa área sensible.

 

Orinar antes y después de las relaciones sexuales.

La actividad sexual aumenta significativamente el riesgo de infección. Orinar después del acto sexual ayuda a eliminar las bacterias que pueden haber ingresado en la uretra. Las relaciones sexuales pueden facilitar que las bacterias entren en la uretra, lo que aumenta el riesgo de infecciones urinarias. Orinar antes y después del acto sexual ayuda a eliminar cualquier bacteria que haya podido ingresar. Esto es especialmente importante para las mujeres, ya que su uretra es más corta, lo que permite que las bacterias lleguen más fácilmente a la vejiga.

 

Optar por la ducha en lugar del baño.

Las duchas son preferibles a los baños o bidés, ya que el agua corriente evita la acumulación de bacterias que podría ocurrir en una bañera. Aunque los baños pueden parecer relajantes, el agua estancada en la bañera puede ser un caldo de cultivo para las bacterias. Ducharse, en cambio, permite que el agua corriente arrastre cualquier microorganismo presente en la piel, reduciendo así el riesgo de infección. Si prefieres bañarte, asegúrate de que el agua esté limpia y no prolongues demasiado el baño.

 

No permanecer con el bañador húmedo.

Después de nadar, es importante cambiarse de ropa mojada rápidamente, ya que la humedad y el cambio de temperatura pueden favorecer las infecciones. Los ambientes cálidos y húmedos favorecen el crecimiento de bacterias. Después de nadar en la piscina o el mar, es fundamental cambiarse el bañador mojado lo antes posible por ropa seca. Permanecer con la ropa de baño húmeda durante mucho tiempo mantiene la humedad en la zona genital, lo que aumenta la probabilidad de infecciones urinarias y vaginales.

 

Usar ropa interior de algodón y evitar prendas ajustadas.

El algodón permite una mejor transpiración y reduce la acumulación de humedad, mientras que las prendas ajustadas o sintéticas pueden favorecer el crecimiento de bacterias. La ropa interior de algodón es la mejor opción para permitir la transpiración y mantener la zona íntima seca. Los materiales sintéticos, en cambio, no absorben la humedad de manera eficiente, lo que puede generar un ambiente favorable para el desarrollo de bacterias. También se deben evitar las prendas ajustadas, ya que pueden provocar fricción e irritación, facilitando la aparición de infecciones.

 

Evaluar el uso del diafragma y los tampones.

El diafragma puede dificultar el vaciado completo de la vejiga, lo que incrementa el riesgo de infección. Asimismo, los tampones no son recomendables si se padecen infecciones recurrentes, especialmente en el periodo premenstrual, ya que pueden retener la humedad y favorecer la colonización de bacterias. Además, los tampones, al absorber flujo menstrual, pueden favorecer la acumulación de bacterias en la zona vaginal si no se cambian con la frecuencia adecuada. En mujeres propensas a infecciones urinarias, es preferible considerar el uso de alternativas, como las compresas o las copas menstruales.

 

Tomar arándano rojo como complemento.

El arándano rojo ha demostrado ser efectivo en la prevención de infecciones urinarias causadas por la bacteria E. Coli, que es la responsable de la mayoría de los casos de cistitis. No tanta gente sabe que el arándano rojo es conocido por su capacidad para prevenir infecciones urinarias, especialmente las causadas por la bacteria Escherichia coli (E. Coli), responsable del 75% de los casos de cistitis. Este fruto contiene proantocianidinas, compuestos que impiden que las bacterias se adhieran a las paredes de la vejiga, facilitando su eliminación a través de la orina. Consumir arándano rojo en jugo o suplementos puede ser una medida efectiva para prevenir infecciones recurrentes.

 

Estas sencillas medidas pueden marcar la diferencia a la hora de prevenir la cistitis, sobre todo en verano, cuando el riesgo de padecer esta infección aumenta. Si sientes cualquier tipo de sintomatología o quieres quedarte tranquilo/a, con una revisión que siempre es recomendable, somos tus urólogos en Santander.

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